Antropología
Filosófica
Tema
3: Cuerpo. Significado antropológico del
pudor
Recursos: Presentación
Comentario textos La Intimidad
Ver textos sobre la Moda
Referencias
bibliográficas: Antropología breve, J.M.
Burgos, ed Palabra, 2010, cap 2
Yepes-Aranguren, Fundamentos de Antropología, cap 3,pp65-66
Moda: ¡Quién te viste y quién te ve!, Ana Sánchez de la Nieta, Ed
Palabra
1.
El Cuerpo:
El Cuerpo es la primera manifestación de la
persona, es lo primero que veo ante alguien que, aunque incluya todas sus
características, se me hace presente por su cuerpo. La persona humana es
impensable sin el cuerpo. La persona es
alguien corporal.
El cuerpo es la dimensión física, orgánica y
material de la persona, pero no se reduce a ser algo físico, sino que es una
dimensión. Para considerar la persona entera no se puede separar cuerpo y
espíritu. La persona es un ser corporal. Al formar el todo se considera al
cuerpo como una subjetividad psíquica y hasta espiritual.
Esta concepción del cuerpo es bastante reciente. A
lo largo de la historia se ha interpretado de diversas formas, por ejemplo,
considerado el ser humano constituido como dualismo, materia y espíritu dos
realidades separadas, ya sea a modo platónico o cartesiano. También es
considerado como monismo, solo espíritu o solo materia.
El cuerpo humano, comparado con el animal, tiene
una especificación, pues está configurado para cumplir funciones no orgánicas.
Podemos usarlo como instrumento porque tenemos un dentro, una conciencia desde la que gobernarlo.
El cuerpo no se identifica con la intimidad de la
persona, pero no es un añadido. La existencia del hombre en el mundo está
determinada por la relación con su cuerpo.
La persona expresa su intimidad en el rostro, en el
hablar y en la forma de proteger su intimidad a través de la moda. El hombre se
viste para proteger su indigencia corporal del medio exterior, pero también
manifiesta su intimidad. El vestido contribuye a identificar el quién. El vestido también me identifica
como persona.
2. El Pudor:
En relación al cuerpo, a su manifestación y a la
custodia que él hace de la interioridad de la persona, se analiza el pudor.
Considerado en doble aspecto como sentimiento y como defensa de la intimidad.
Como
sentimiento, el pudor se refiere a la vergüenza, no solo en sentido negativo,
sino positivo. Pero este sentimiento es pasajero.
Como defensa
de la intimidad, el pudor parte del ser personal que somos cada uno y nos
diferencia de los animales en ese mundo interior propio de la persona, que nos
permite ser dueños de nosotros mismos (en sentido de autodominar nuestros
propios actos, no tanto en decidir sobre mi vida o sobre mi cuerpo, que es
dependiente de un Ser superior).
La intimidad
es ese mundo interior a cubierto de extraños. La persona es dueña de sí misma,
nadie puede poseerla si ella no se entrega.
Los animales
no tienen pudor ni vergüenza, no son pudorosos o impúdicos.
El pudor del
cuerpo es salvaguarda de la intimidad sexual. Es ocultar los órganos que
determinan el sexo, sobre todo ante el otro sexo, es cubrir la desnudez (según
criterios culturales).
El pudor del
cuerpo, especialmente en la mujer, sirve para que no me tomen como objeto, como
cosa, algo para el placer o el uso, sino como persona al completo. Quiero que
me quieran como soy, toda yo, de ahí viene la consideración de la dignidad.
El vestido
sirve para cubrir.
La moda:
Lenguaje personal: Según expone
Ana Isabel Sánchez de la Nieta[1],
la moda, además de tener una dimensión social, es un lenguaje personal: algo
que dice y mucho de nosotros. La moda expresa a los otros quiénes somos y cómo
somos.
La ropa que
llevo me define ante los demás, me sitúa ante el mundo y dice cosas acerca de
mi posición dentro de este.
El vestido
habla de mi pero no solo de aspectos externos de mi vida. La moda también habla
de escala de valores y de qué idea tengo yo sobre el hombre. “El ser humano en
el acto de vestirse y, a través de su indumentaria, se define, exponiendo ante
la sociedad mayor cantidad de información sobre sí mismo de la que podría
transmitir el escultor en su obra”[2].
Cada individuo se viste según sus ideales, sus aspiraciones, lo que quiere
llegar a ser.
Como el
vestido habla de nosotros es necesario que diga lo que verdaderamente queremos
comunicar. La persona no puede ser ingenua, no solo hay que ser, hay también
que parecer.
Antes de
elegir una prenda si cumple las funciones de la moda; es decir si cubre mi
intimidad, si respeta mi dignidad como persona. De ahí que no tiene sentido
seguir al dictado las sugerencias de la moda. La moda propone y la mujer
dispone.
Los hilos que mueven la moda: Volviendo a
la relación modo de vestir – forma de pensar hay que señalar que no es el consumidor
el único que plasma en su vestuario su forma de vida. El diseñador también
influye, aunque no es siempre el diseñador el que impone sus ideas a la
sociedad, sino que es esta la que inspira a l creador.
Como se ve,
detrás de una determinada moda, siempre hay algo que puede ser desde unas ideas
políticas o una teoría sexual hasta un estudio de mercado.
Ética del desnudo: El cuerpo,
como se ha visto, es algo íntimamente ligado a la persona humana, no podemos
tratarlo, por tanto, como una realidad objetiva separada de su sentido más
amplio. El cuerpo es manifestación del individuo, del alma del hombre, una
parte y muy importante de la misma persona. Se entiende, por tanto, que al ser
el cuerpo parte de la persona no se puede desvincular su tratamiento estético
de La ética. El cuerpo humano, el desnudo cuerpo humano en toda la verdad de su masculinidad o feminidad, tiene un significado de don de la
persona a la persona. El cuerpo desnudo está muy unid, por su propia
naturaleza, al sistema esponsal. El cuerpo se trasluce como don que, a su vez,
espera la respuesta de una donación.
Al reproducir
el cuerpo humano o al mostrarse al público el don personal queda amenazado en
el sentido de que puede convertirse en objeto de abuso.
Hay
interrogantes éticos que deben plantearse por todo artista al tratar el cuerpo
humano, también el diseñador. Cuando yo muestro una modelo semidesnuda en una
pasarela, estoy haciendo que esa persona ofrezca su cuerpo como don del que se
apropiarán muchos (aunque no sea de una forma material).