27 de junio de 2017

Tema 3 - El Cuerpo y el sentido antropológico del pudor

Antropología Filosófica
Tema 3: Cuerpo. Significado antropológico del pudor
Recursos:  Presentación
Comentario textos La Intimidad
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Referencias bibliográficas: Antropología breve, J.M. Burgos, ed Palabra, 2010, cap 2

Yepes-Aranguren, Fundamentos de Antropología, cap 3,pp65-66

Moda: ¡Quién te viste y quién te ve!, Ana Sánchez de la Nieta, Ed Palabra


1.     El Cuerpo:

El Cuerpo es la primera manifestación de la persona, es lo primero que veo ante alguien que, aunque incluya todas sus características, se me hace presente por su cuerpo. La persona humana es impensable sin el cuerpo.  La persona es alguien corporal.

El cuerpo es la dimensión física, orgánica y material de la persona, pero no se reduce a ser algo físico, sino que es una dimensión. Para considerar la persona entera no se puede separar cuerpo y espíritu. La persona es un ser corporal. Al formar el todo se considera al cuerpo como una subjetividad psíquica y hasta espiritual.

Esta concepción del cuerpo es bastante reciente. A lo largo de la historia se ha interpretado de diversas formas, por ejemplo, considerado el ser humano constituido como dualismo, materia y espíritu dos realidades separadas, ya sea a modo platónico o cartesiano. También es considerado como monismo, solo espíritu o solo materia.

El cuerpo humano, comparado con el animal, tiene una especificación, pues está configurado para cumplir funciones no orgánicas. Podemos usarlo como instrumento porque tenemos un dentro, una conciencia desde la que gobernarlo.

El cuerpo no se identifica con la intimidad de la persona, pero no es un añadido. La existencia del hombre en el mundo está determinada por la relación con su cuerpo.

La persona expresa su intimidad en el rostro, en el hablar y en la forma de proteger su intimidad a través de la moda. El hombre se viste para proteger su indigencia corporal del medio exterior, pero también manifiesta su intimidad. El vestido contribuye a identificar el quién. El vestido también me identifica como persona.

2.     El Pudor:

En relación al cuerpo, a su manifestación y a la custodia que él hace de la interioridad de la persona, se analiza el pudor. Considerado en doble aspecto como sentimiento y como defensa de la intimidad.
Como sentimiento, el pudor se refiere a la vergüenza, no solo en sentido negativo, sino positivo. Pero este sentimiento es pasajero.
Como defensa de la intimidad, el pudor parte del ser personal que somos cada uno y nos diferencia de los animales en ese mundo interior propio de la persona, que nos permite ser dueños de nosotros mismos (en sentido de autodominar nuestros propios actos, no tanto en decidir sobre mi vida o sobre mi cuerpo, que es dependiente de un Ser superior).
La intimidad es ese mundo interior a cubierto de extraños. La persona es dueña de sí misma, nadie puede poseerla si ella no se entrega.
Los animales no tienen pudor ni vergüenza, no son pudorosos o impúdicos.
El pudor del cuerpo es salvaguarda de la intimidad sexual. Es ocultar los órganos que determinan el sexo, sobre todo ante el otro sexo, es cubrir la desnudez (según criterios culturales).
El pudor del cuerpo, especialmente en la mujer, sirve para que no me tomen como objeto, como cosa, algo para el placer o el uso, sino como persona al completo. Quiero que me quieran como soy, toda yo, de ahí viene la consideración de la dignidad.
El vestido sirve para cubrir.

La moda:

Lenguaje personal: Según expone Ana Isabel Sánchez de la Nieta[1], la moda, además de tener una dimensión social, es un lenguaje personal: algo que dice y mucho de nosotros. La moda expresa a los otros quiénes somos y cómo somos.
La ropa que llevo me define ante los demás, me sitúa ante el mundo y dice cosas acerca de mi posición dentro de este.
El vestido habla de mi pero no solo de aspectos externos de mi vida. La moda también habla de escala de valores y de qué idea tengo yo sobre el hombre. “El ser humano en el acto de vestirse y, a través de su indumentaria, se define, exponiendo ante la sociedad mayor cantidad de información sobre sí mismo de la que podría transmitir  el escultor en su obra”[2]. Cada individuo se viste según sus ideales, sus aspiraciones, lo que quiere llegar a ser.
Como el vestido habla de nosotros es necesario que diga lo que verdaderamente queremos comunicar. La persona no puede ser ingenua, no solo hay que ser, hay también que parecer.
Antes de elegir una prenda si cumple las funciones de la moda; es decir si cubre mi intimidad, si respeta mi dignidad como persona. De ahí que no tiene sentido seguir al dictado las sugerencias de la moda. La moda propone y la mujer dispone.

Los hilos que mueven la moda: Volviendo a la relación modo de vestir – forma de pensar hay que señalar que no es el consumidor el único que plasma en su vestuario su forma de vida. El diseñador también influye, aunque no es siempre el diseñador el que impone sus ideas a la sociedad, sino que es esta la que inspira a l creador.
Como se ve, detrás de una determinada moda, siempre hay algo que puede ser desde unas ideas políticas o una teoría sexual hasta un estudio de mercado.

Ética del desnudo: El cuerpo, como se ha visto, es algo íntimamente ligado a la persona humana, no podemos tratarlo, por tanto, como una realidad objetiva separada de su sentido más amplio. El cuerpo es manifestación del individuo, del alma del hombre, una parte y muy importante de la misma persona. Se entiende, por tanto, que al ser el cuerpo parte de la persona no se puede desvincular su tratamiento estético de La ética. El cuerpo humano, el desnudo cuerpo humano en  toda la verdad de su masculinidad o feminidad, tiene un significado de don de la persona a la persona. El cuerpo desnudo está muy unid, por su propia naturaleza, al sistema esponsal. El cuerpo se trasluce como don que, a su vez, espera la respuesta de una donación.
Al reproducir el cuerpo humano o al mostrarse al público el don personal queda amenazado en el sentido de que puede convertirse en objeto de abuso.
Hay interrogantes éticos que deben plantearse por todo artista al tratar el cuerpo humano, también el diseñador. Cuando yo muestro una modelo semidesnuda en una pasarela, estoy haciendo que esa persona ofrezca su cuerpo como don del que se apropiarán muchos (aunque no sea de una forma material).




[1] Sánchez de la Nieta, Ana, Moda: quién te viste y quién te ve!, Ed Palabra, 2ª edición Junio 2012
[2] Fernández, Diana, La moda en el vestir. Consideraciones sobre su valor comunicativo, Situación 2 BBVA